Berlusconi tiene ahora por delante por lo menos tres alternativas. Una, impulsar al cargo de primer ministro a políticos de su confianza y de su propio partido. Otra, unirse a quienes prefieren armar un gobierno transitorio de unidad, con tecnócratas de prestigio en el timón del país. La tercera sería disolver el Parlamento y llamar a elecciones generales sin él como candidato. La presión realmente agobiante de las circunstancias podría hacer difícil implementar esta última posibilidad.
UN SALUDO
SARA ENCABO
Gracias por la noticia. Conviene saber lo que ocurre a nuestro alrededor.
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