No hay nada como pasar un fin de semana en una localidad oscense como lo es Biescas.
Todo empezo con una llamada telefónica de mi tía, que quería preguntarme cosas sobre el campamento en Jaca, entonces, me soltó esta indirecta: Oye, este fin de semana, nos vamos a nuestro apartamento en Biescas, no pasaría nada por cubrir este asiento vacío que hay en el coche, entonces rápidamente le di el teléfono a mi madre, y ellas acordaron mi salida el día viernes 22 de julio.
Mis primas, quedaron sorprendidas ante la noticia y no se podían creer que las fuera a acompañar en ese viaje tan duro para ellas, (ellas prefieren quedarse en Zaragoza, con todos sus aparatos electrónicos).
La primera noche iba desorientada, con mi maleta andando por el pueblo y siempre cogía la calle contraria al trayecto hacia el apartamento.
Mis tíos en Biescas, tienen las costumbre de los sábados por la mañana, ir a la pista de tenis a jugar unos partidos. Allí pude demostrar mi escaso dominio con la raqueta, que allí mejoro en cantidad.
Después de una gran sudada lo mejor es un gran chapuzón en la piscina, aunque fuera la única que eligiera esa opción, pues esa es la piscina con el agua más fría que he visto en mi vida, mi problema fue que lo comprobé cuando ya estaba nadando.
Por la tarde una película no viene mal, e ir por la tarde a dar un paseo es un plan genial.
El problema de cenar en al terraza por la noche es que te hielas de frío, pero no pasa nada por ese pequeño detalle que no tiene importancia.
A la mañana siguiente no nos fuimos a la pista a jugar a tenis a la pista, la verdad es que nos quedamos dormidos hasta tarde, y ya no merecía la pena ir a la pista a jugar un partido, así que hicimos un poco de tiempo haciendo figuras con unos palos de metal hasta que se hizo un poco más tarde y llegó la hora de manchar a la piscina que parece de hielo, en la que me volví a bañar. Luego comimos y después mi prima me enseñó un poco la localidad, hasta que volvimos y rápidamente nos metimos al coche de vuelta a Zaragoza. Fuimos a Zaragoza, vestidas de una manera muy peculiar, cada una, llevábamos la camiseta de un equipo de fútbol, básicamente, del que cada una es aficionada, mi prima Paula de 14 años, llevaba la camiseta del Real Madrdi, mi otra prima, Carla, de 19 años llevaba la del Atlético de Madrid, y yo llevaba la del FC. Barcelona. Solo faltaba mi hermano con la camiseta del Real Zaragoza, que ninguna tenemos la suerte de tenerla, nos vestíamos así, para demostrar que la rivalidad futbolística, no es cierta entre nosotras.
Y el mejor recibimiento que una abuela te puede hacer, es abrirte la puerta con una tortilla en la mano izquierda, y por supuesto un abrazo.
Este fin de semana, no es un viaje muy novedoso, pero mi conclusión es muy productiva.
UN BESO:
SARA ENCABO
Un beso también para ti Sara y para tu familia, ¡gracias por compartir tu veraneo!...(Tus palabras han traido a mi cabeza recuerdos bonitos de paisajes y alegres sensaciones vividas en zonas de montaña)Pilar D
ResponderEliminarSara me sonrío leyendo tu finde. Gracias...te comprendo en el frío de la piscina, en mi pueblo decimos que el agua está "cubito". Eso sí, tonifica que da gusto.
ResponderEliminarEsa indumentaria futbolera es significativa...RESPETO y a divertirse.
Sigue disfrutando del verano y contandonos...
Yo me quedo con lo de la tortilla de la abuela ¡¡rica rica !! Y con el abrazo claro. JM
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Juanma, si la tortilla está rica imagínate la de la abuela.
ResponderEliminarLa verdad es que ahora me vienen a la cabeza esos paisajes montañosos por los que caminaba con tranquila parsimonia de los que ahora me acuerdo. El agua cubito me fue muy relajante, aunque al principio es muy duro meterse al agua, pero bueno, hay que ser valiente.